Querido diario:

Los días van pasando a una velocidad que casi me asusta. Ya ha terminado octubre y con él llegó el momento de entregar documentación de carácter oficial: PGA, DOC, completar datos en SICEP…

Hasta hace unas semanas para mí estos eran documentos que pertenecían al ámbito educativo pero que no interferían directamente en mi trabajo. Sin embargo, he de decir que en estas últimas semanas han formado parte de cada una de las conversaciones mantenidas a diario.

Si en algún momento tengo tiempo y decido hacer una carpeta de DRIVE con “palabras y expresiones de uso común”, ten por seguro que estarán ahí. Sin olvidar por supuesto: “¿estás ocupada?” y “¿tienes un minuto?”.

Me asusta que el tiempo pase tan rápido y no tengo ni un momento para hablar contigo como hacia antes, echo de menos las reflexiones pausadas, la planificación sosegada.

El día a día ha cogido una velocidad vertiginosa; siempre me he considerado una persona bastante organizada y muy amiga de hacer listas y planificarme la semana, dos cualidades que en estos momentos me ayudan y me benefician.

También he comenzado a conocer más a los alumnos del Cole, he ido descubriendo sus personalidades, sus necesidades y por qué no decirlo: “el carácter de alguno”.

Querido diario, ¿sabes? En esos momentos en los que pienso que no voy a llegar porque la burocracia me va ganando terreno, he descubierto que lo mejor para combatirla es apartarla y entrar en alguna clase.  ¡Qué grandes profesionales hay en el Cole! Adentrarme en una clase es volver a sentir: respirar, observar, recordar… ¿Recordar qué? Que estamos para hacer que nuestros alumnos sean felices, que sientan que no están solos, que aprendan, que se diviertan, porque una cosa no es incompatible con la otra. Este mes se han llenado las clases de hojas, de actividades de otoño, de frutos secos, de murales, de recetas de Halloween…

Querido diario, ¿qué nos traerá noviembre?

 

Susana Lominchar Jiménez
Directora de El Cole de Celia y Pepe