[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text responsive_align=»left»]Pilar García de la Granja.

 

Periodista, fundadora de Fundación Querer.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]

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La obsesión por una comida es habitual en niños, adolescentes y adultos con comportamientos del Trastorno del Espectro Autista (TEA). ¿Cómo podemos garantizar una dieta equilibrada cuando se presenta este problema de alimentación?

Problemas causados por desórdenes de alimentación en TEA

Mi experiencia con la obsesión por una comida como madre de Pepe, un niño con Síndrome de Landau Kleffner, ha sido pasar por seis meses de comer todos los días lentejas a pasarme un año cocinando guisantes.
Después fueron cuatro meses de garbanzos, primero con arroz y después sin él.  Cada vez que íbamos a un restaurante la comida favorita de Pepe eran los calamares fritos y durante años la única fruta que fue capaz de comer solo y de buena gana fueron las fresas.
Esta obsesión por un alimento me preocupó desde el principio, a pesar de las teorías muy extendidas de que un niño con problemas neurológicos que vive en Occidente en una familia normal no se muere de malnutrición y, por lo tanto, no hay que preocuparse.
Pero las madres tendemos a pensar lo mismo que nos enseñaron las nuestras: hay que comer de todo para garantizar la alimentación equilibrada.
Con ese fin en mente busqué asesoramiento con la pediatra de mis hijos, la doctora María Jesús Pascual, especialista en digestivo y en niños con intolerancia al gluten del Hospital Nisa Aravaca de Madrid.
Y me quedó claro que al menos el 50 por ciento de los niños con TEA tienen problemas gastrointestinales, como la enfermedad de Chron o la colitis. Además, un alto porcentaje es alérgico al gluten o, sorprendentemente, se comportan mucho mejor cuando toman alimentos sin gluten.
Y en los miles de casos en los que ni son alérgicos, ni intolerantes al gluten, y en los que una dieta sin esa proteína les sirve para nada, es común que niños, adolescentes y adultos con TEA mantengan sus obsesiones con la comida.
Es más, la medicación tiende a convertirlos en estreñidos. La dificultad para ir al baño es evidente, lo que también influye en que no quieran comer, agravando así el posible desequilibrio en la alimentación.

5 estrategias para una dieta equilibrada en casos de obsesión por un alimento en TEA

Para intentar evitar problemas causados por desórdenes alimenticios y garantizar una dieta equilibrada, puede ser recomendable tomar un complejo vitamínico adecuado, que receta el pediatra o el médico de cabecera del paciente con el conocimiento de su neurólogo.
Además, es de gran ayuda seguir las siguientes directrices:
1- Establecer rutinas: tres comidas al día y dos aperitivos o snaks.
2- Procurar que los snaks sean verduras – zanahorias, apio- y si no se consigue buscar alternativas como los envasados de “Veggies”.
3- Incluir el máximo pescado posible en su dieta. El Omega3 aunque tiene sus detractores y sus defensores parece tener en el cómputo general de los estudios científicos que se han realizado más beneficios que contraindicaciones. Ayuda a la concentración, a la atención y mejora el comportamiento. El pescado ideal es el salmón.
4- Hacerles la comida que les gusta. No volverse loco, lo importante es que al menos una vez al día coman algo con alegría y en cantidad suficiente para mantener la fuerza necesaria para afrontar toda su actividad. Os recomiendo este artículo sobre los 10 superalimento para el cerebro >>.
5- Ser imaginativo e incluir alimentos que son buenos para el cerebro según diferentes estudios como arándanos, huevos, fresas, legumbres y aquellos alimentos que contienen hierro como el hígado. Estos alimentos y sus explicaciones los puedes encontrar en la WEBMed. >>
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Conclusión cada persona es un mundo, pero los expertos coinciden en que es muy importante seguir esos pasos, poco a poco, para garantizar una dieta equilibrada en las personas con TEA con obsesiones por un alimento. Sin perder nunca ni la paciencia, ni la sonrisa.

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Pilar García de la Granja

Periodista. Socia-fundadora de la Fundación Querer.
Madre de Pepe.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][/vc_column][/vc_row]