Científicos del Centro de Terapias Regenerativas de Dresde (CRTD) en Alemania han demostrado que el incremento de las células madre en el cerebro de ratones viejos ayuda a mejorar funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje que se pierden con la edad, en un estudio publicado en la revista ‘Nature Communications’.

A medida que envejecemos, el cerebro encuentra más complicado aprender y recordar. El equipo del profesor Federico Calegari ha comprobado en su laboratorio que añadir más neuronas al hipocampo de estos ratones, un área crucial para recordar lugares y eventos, es suficiente para mejorar su sentido de navegación y además ralentizar el proceso de envejecimiento de su cerebro. Los investigadores se han dado cuenta de que estas neuronas adicionales pueden sobrevivir y formar nuevos contactos con sus células vecinas en el cerebro de los ratones viejos, que habían perdido su habilidad cognitiva de navegación.

Los individuos aprenden a moverse en nuevos entornos de forma distinta, dependiendo de si son viejos o jóvenes. Cuando son jóvenes, el cerebro puede construir y recordar un mapa cognitivo del entorno, pero esa capacidad va desapareciendo a medida que el cerebro envejece. Entonces los cerebros más viejos tienen que aprender una serie de caminos y giros necesarios para llegar a su destino.

Aunque estas dos estrategias parecerían similares, en realidad la construcción de un mapa permite al individuo navegar de forma más eficiente desde una nueva localización o cuando tiene que encontrar nuevas formas de llegar a un nuevo destino. Los individuos más viejos suelen recurrir más a los hábitos que a la creación de nuevos mapas de su entorno.

¿Sería este incremento de las neuronas suficiente para contrarrestar esta deficiencia del cerebro en la navegación y ralentizar su proceso de envejecimiento? A esta pregunta han respondido afirmativamente los trabajos del equipo del profesor Calegari, junto al profesor Gerd Kempermann del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas y el doctor Kentaroh Takagaki, de la Universidad de Magdeburgo.

Los ratones viejos que habían perdido su capacidad para construir mapas de su entorno y recordarlos durante mucho tiempo podían recuperar esta capacidad propia de los ratones más jóvenes y agilizar considerablemente su aprendizaje. Además, no solo destacaba lo rápido que aprendían, sino “qué tan diferente era el propio proceso de aprendizaje”, asegura Gabriel Berdugo-Vega, primer autor de este estudio.

“Los humanos también tienen algunas células madre en el cerebro que son conocidas por disminuir severamente en número a lo largo de su vida. Identificar las causas que subyacen los déficits cognitivos en el envejecimiento es crucial en una sociedad como la nuestra que envejece tan rápido”, afirma el profesor Calegari, autor sénior del estudio. “Nuestro trabajo demuestra que estas deficiencias relacionadas con la edad pueden ser rescatadas utilizando el potencial neurológico del cerebro para rejuvenecer sus funciones”, continúa.

Con esta investigación, el equipo del profesor Federico Calegari pretende descubrir los principios de la regeneración celular y utilizar su conocimiento experto en células madre para aplicarlos en el tratamiento y en la inversión de ciertas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, enfermedades hematológicas como la leucemia, enfermedades metabólicas como la diabetes y enfermedades óseas o de retina.

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