Los autores del estudio «encontraron que la gran mayoría (79.6%) de las mujeres con TEA fueron asignadas a la categoría de individuos masculinos fenotípicos».

 

 

El artículo original concluyó que los hallazgos «resaltan la necesidad de considerar la diversidad fenotípica normativa relacionada con el sexo al determinar el riesgo de un TEA de una persona y proporcionan información nueva e importante sobre los mecanismos neurobiológicos que median las diferencias de sexo en la prevalencia de TEA».

 

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