Son un grupo de enfermedades, cuya característica principal es la presencia de movimientos que no son voluntarios o controlables por el paciente; incluso algunos pueden no ser percibidos por ellos mismos, sino llamar la atención de quienes están en permanente convivencia con ellos.

Alteran las actividades de la vida diaria de quienes los padecen y la rapidez con la que se ejecutan los movimientos. Se estima que el 8% de la población colombiana puede presentar algún tipo de desorden del movimiento.

Los movimientos anormales se producen por una alteración en la función de grupos de neuronas en diferentes partes del cerebro.

¿Por qué se presentan?

Aunque las causas de estas alteraciones neuronales son diversas, la mayoría no tiene una causa definida, sin embargo siempre se debe interrogar sobre:

Infecciones del Sistema Nervioso Central
Traumas craneoencefálicos
Consumo de alcohol o psicotrópicos
Tabaquismo
Enfermedades metabólicas (obesidad, diabetes, gota)
Componente genético (Heredar la patología o presencia de una enfermedad de este tipo)
Exposición a pesticidas, solventes.

¿Cómo se presentan?

Este tipo de trastornos puede presentarse con exceso de movimiento (movimientos hiperquinéticos), disminución de la velocidad o pausa de los movimientos voluntarios y automáticos (movimientos bradiquinéticos), disminución en la amplitud del movimiento (hipocinesia) o pérdida del mismo (acinesia).

¿Qué tipos de movimientos anormales existen?

Debido a que los movimientos se pueden presentar en cualquier parte del cuerpo, se han descrito más de 200 enfermedades con movimientos diferentes. Sin embargo, como parte de este grupo de patologías se consideran:

Las distonías: Se caracterizan por una contracción muscular involuntaria que lleva a una posición anormal, ya sea de un grupo muscular, una región, un segmento corporal o incluso medio cuerpo o todo el cuerpo. Esta contracción, puede ser fija o intermitente.

Los temblores: Son movimientos rítmicos, repetitivos y con una amplitud y frecuencia estables. Puede evidenciarse en las manos, mandíbula, la voz o la cabeza, entre otros. Se clasifican de acuerdo a la frecuencia, la región afectada o el momento en que se presenta.

Las coreas: Movimientos variables en amplitud y frecuencia, rítmicos y arrítmicos, que parecen ir de un lado al otro del cuerpo. Pueden ocasionar problemas con el habla, estabilidad, caminar e incluso comer.

Los tics: Son movimientos rápidos, súbitos, uniformes, repetitivos y estereotipados sin un propósito definido. El paciente los realiza como respuesta a una necesidad interna de hacerlo. Se pueden evidenciar con movimientos de la cara, brazos, emisión de sonidos sin sentido, vocales o palabras, entre otros.

¿Cómo sospecharlos?

Para sospechar de la presencia de algún movimiento anormal, se debe tener en cuenta que se ejecuta de forma involuntaria y que afecta o interfiere con las actividades cotidianas.

¿Cuándo solicitar una asesoría neurológica?

Siempre que haya un movimiento anormal, especialmente si se observa que no se puede controlar. Se debe realizar un examen neurológico inicial que debe ser completado con exámenes complementarios de acuerdo a la necesidad.

VIDEO: Manuel Antonio Hernández, capitán retirado de la Armada Nacional, nos cuenta cómo se desarrollaron los síntomas de su movimiento anormal

Toda la información la encontraréis aquí

[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]