Existen dos tipos de medicamentos para tratar el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH): los fármacos estimulantes y no estimulantes. «La diferencia es el mecanismo de acción, es decir, dónde actúan a nivel de los neurotransmisores y el efecto que tienen. De primera línea, solemos usar los estimulantes, pero en determinados casos, individualizando al paciente, usamos la vía de los no estimulantes», señala Eva Arias, neuropediatra del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

¿Para qué sirve?

La lisdexanfetamina, comercializada con el nombre de Elvanse, de la farmacéutica Takeda, es uno de los medicamentos del grupo de los estimulantes. Aunque no es el más usado, su uso es frecuente y suele utilizarse como segunda línea cuando el paciente no responde de forma adecuada al metilfenidato, otro de los fármacos estimulantes. «Muchas veces se empieza con el metilfenidato en sus distintas formas (Concerta, Equasym, Medikinet y Rubifen) y, cuando se queda insuficiente o ya no hace efecto, se pasa a la lisdexanfetamina», señala la neuropediatra.

La lisdexanfetamina ayuda a mejorar la atención, la concentración y a reducir la inquietud y la impulsividad. «El paciente mejora de manera global en todas las áreas: escolar, familiar y social. El fármaco ayuda a mejorar la conducta y la atención en los estudios, en terapia o en actividades extraescolares. También a la hora de relacionarse con los demás compañeros y amigos y en casa con sus familiares», señala Arias

«El efecto de la lisdexanfetamina es más intenso y duradero que el de metilfenidato»

¿Qué efectos secundarios tiene?

A pesar de sus beneficios, como cualquier medicamento, la lisdexanfetamina no siempre se tolera bien y puede tener efectos adversos. Los más frecuentes son, durante el tratamiento, el insomnio y la disminución del apetito. Por este motivo, la neuropediatra recomienda «cuidar el desayuno, ya que es cuando todavía no tiene efecto la medicación, y la cena, cuando ya se ha pasado el efecto, porque a mediodía va a tener menos apetito».

Por otro lado, algunos pacientes pueden presentar otros síntomas, aunque de forma menos frecuente, como son:

  • Irritabilidad o nerviosismo
  • Boca seca
  • Dolor de cabeza
  • Dolor de estómago y náuseas
  • Visión borrosa
  • Palpitaciones

En cualquier caso, el médico valorará el riesgo-beneficio del medicamento: «Si, por ejemplo, el niño no duerme nada, bajamos la dosis o incluso lo retiramos o, si la anorexia es un problema, le recomendamos que se pese regularmente y, si es una disminución de peso importante, sería otro motivo para retirarlo», señala Arias.

«Es una medicación que se puede tomar durante años si se tolera bien y realizamos las revisiones pertinentes»

Además, a la hora de recetar este fármaco, el neuropediatra deberá vigilar la tensión arterial del paciente y si presenta alguna arritmia cardiaca o alteración en el corazón. Asimismo, tendrá en cuenta que pueda interaccionar con algunos medicamentos antihipertensivos, diuréticos, anestésicos o anticoagulantes orales, todos de uso poco frecuente: «Siempre lo valoramos y vemos si hay que ajustar dosis o espaciarla».

¿Cuánto dura su efecto?

La lisdexanfetamina está indicada para personas a partir de los 6 años y se administra por vía oral, en pastillas. «Normalmente empezamos con la dosis de 30 miligramos y se van haciendo ascensos de 20 en 20 y ajustes en función de la respuesta y la tolerancia del paciente», señala Arias.

Además, se trata de un medicamento de acción prolongada que actúa de forma gradual durante 13 horas. Por esta razón, se suele tomar una vez al día, «por la mañana, con el desayuno, porque uno de los efectos adversos que tiene es el insomnio y, al tomarlo en una única dosis matinal, evitas que se produzca por la noche».

Tanto la lisdexanfetamina como el metilfenidato son considerados fármacos estimulantes. La diferencia entre ambos medicamentos radica en su mecanismo de acción: «El metilfenidato impide la recaptación de neurotransmisores en el sistema nervioso central y la lisdexanfetamina, aparte de eso, también estimula la liberación del mismo. Eso hace que el efecto sea más intenso y duradero».

¿Hasta cuándo se toma?

Uno de los principales miedos de las familias, asegura Arias, es que, al tratarse de un fármaco estimulante, exista riesgo de adicción: «Es al revés, muchas veces, al frenar la impulsividad, va a disminuir las probabilidades de que el paciente presente una adicción». Además, se suelen preocupar por la duración del tratamiento. «Es una medicación que se puede tomar durante años si se tolera bien y realizamos las revisiones pertinentes. Si el paciente mejora y cada vez es menos inatento, inquieto e impulsivo, se puede plantear retirarlo y ver cómo se encuentra sin medicación. Si se puede retirar mejor, pero hay muchos pacientes que lo toman durante años y no pasa nada, son fármacos seguros a largo plazo vigilando efectos adversos», afirma la neuropediatra.

«La decisión de iniciar un tratamiento con medicamentos se toma en conjunto con la familia y debe acompañarse de cambios escolares y en el entorno familiar»

Cabe destacar que la lisdexanfetamina es un medicamento que funciona con visado de inspección de medicamentos (VIM), es decir, el paciente y su familia necesitan la autorización de la Inspección de Servicios Sanitarios al tratarse de un fármaco que requiere un control especial. «Siempre lo tiene que recetar un neuropediatra, los inspectores revisan que el medicamento está bien indicado y que ese paciente ya ha tomado antes metilfenidato. Al recetarlo, se aprueba para poder comprarlo en farmacia en una semana aproximadamente».

La importancia del abordaje psicopedagógico

Además del tratamiento farmacológico, el paciente con TDAH debe tener un abordaje multidisciplinar. «La decisión de iniciar un tratamiento con medicamentos se toma en conjunto con la familia y debe acompañarse de cambios escolares y en el entorno familiar», asegura Arias.

Por un lado, en los colegios, «son muy importantes los apoyos, que se hagan adaptaciones metodológicas con ciertas medidas que incluyen, por ejemplo, ponerse en primera fila, dar más tiempo en los exámenes, darles atención para que no se despisten en clase… etc. No es adaptación del contenido, sino de la metodología para que la falta de atención no repercuta en su rendimiento escolar». Por otro lado, la terapia cognitivo-conductual y las pautas en el domicilio deben estar presentes también puesto que «son eficaces y mejoran la sintomatología del TDAH, entrando en el primer escalón del tratamiento».