El síndrome de Asperger es un diagnóstico previamente utilizado en el espectro del autismo. En 2013, se convirtió en parte de un diagnóstico general del trastorno del espectro autista (TEA) en el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos Mentales 5 (DSM-5).

El síndrome de Asperger se distingue de otros tipos de autismo por sus habilidades lingüísticas verbales y su capacidad intelectual.

Por lo general se trata de:

  • Dificultad con las interacciones sociales
  • Intereses restringidos
  • Deseo de igualdad
  • Fortalezas distintivas

Las fortalezas pueden incluir:

  • Enfoque y persistencia notables
  • Aptitud para reconocer patrones
  • Atención a los detalles

Los desafíos pueden incluir

  • Hipersensibilidades (a las luces, sonidos, sabores, etc.)
  • Dificultad con el dar y recibir de la conversación
  • Dificultad con las habilidades de conversación no verbal (distancia, volumen, tono, etc.)
  • Movimientos descoordinados o torpeza
  • Ansiedad y depresión

Las tendencias descritas anteriormente varían ampliamente entre las personas. Muchos aprenden a superar sus desafíos construyendo sobre sus fortalezas.

Aunque el diagnóstico del síndrome de Asperger ya no se utiliza, muchas personas previamente diagnosticadas todavía se identifican fuerte y positivamente con ser un «Aspie».

Terapias y servicios

  1. La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a tratar la ansiedad y otros desafíos personales.
  2. Las clases de capacitación en habilidades sociales pueden ayudar con las habilidades de conversación y la comprensión de las señales sociales.
  3. La terapia del habla puede ayudar a controlar la voz.
  4. La fisioterapia y la terapia ocupacional pueden mejorar la coordinación.
  5. Los medicamentos psicoactivos pueden ayudar a controlar la ansiedad, la depresión y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) asociados.

¿Cómo ha evolucionado nuestro entendimiento?

1944: El pediatra austriaco Hans Asperger describió a cuatro pacientes jóvenes sorprendentemente similares. Tenían una inteligencia de normal a alta. Pero carecían de habilidades sociales y tenían intereses extremadamente estrechos. Los niños también compartían una tendencia a ser torpes.

1981: La psiquiatra británica Lorna Wing publicó una serie de estudios de casos similares. En él, acuñó el término «síndrome de Asperger».

1994: Síndrome de Asperger incluído en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-4).

2013: El síndrome de Asperger y otros tipos de autismo previamente separados se plegaron en un diagnóstico general bajo el paraguas de «trastorno del espectro autista» en DSM-5.

 

Para leer el articulo original pincha aquí