• Este fármaco está indicado en la epilepsia generalizada idiopática, en trastorno bipolar y en migrañas
  • «En un 10% de los embarazos, existe un riesgo de malformaciones graves en el feto»

Entre los fármacos antiepilépticos -también llamados anticrisis-, destinados a controlar las crisis epilépticas, y no a curar la enfermedad en sí, está el ácido valproico, también conocido como valproato y comercializado con el nombre de Depakine. Este medicamento, que comenzó a comercializarse en los años 70, es algo controvertido por sus efectos adversos, aunque puede ser la única alternativa para controlar determinados tipos de epilepsia.

¿Para qué tipo de epilepsias está indicado?

El ácido valproico se utiliza en una forma específica de epilepsia denominada ‘epilepsia generalizada idiopática’. «Se caracteriza porque el paciente, de repente, pierde el conocimiento, convulsiona de forma generalizada y tiene sacudidas en brazos y piernas. Lo habitual es que las crisis siempre duren menos de 5 minutos y, después, la persona esté desconectada de la realidad», explica Juan José Poza, neurólogo en el centro médico Ikigaia (San Sebastián) y coordinador del Grupo de epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Esta forma de epilepsia, de causa genética y con cierta frecuencia hereditaria, «generalmente suele debutar en la etapa adulta joven y lo normal es que se mantenga de por vida».

 «A veces hay pacientes que no se han controlado con otras alternativas y solo lo hacen con este fármaco»

Además, también puede indicarse en otro tipo de crisis denominadas ausencias: «Son desconexiones bruscas del medio que normalmente duran unos segundos y son más frecuentes en niños. Muchas veces aparecen varias veces al día y se detectan, en ocasiones, porque el niño empieza a manifestar un retraso escolar». También pueden producirse crisis con «sacudidas bruscas, generalmente de los brazos, a veces también de las piernas». «Es una epilepsia que tiene mucha relación con la falta de sueño y ocurre normalmente en las primeras horas de la mañana», explica el neurólogo.

Por otro lado, una de las indicaciones fundamentales de este fármaco en neuropediatría son los síndromes epilépticos infantiles asociados a una alteración del desarrollo, como el síndrome de Lennox-Gastaut o el síndrome de Dravet, «que tienen también crisis generalizadas». Dejando de lado la epilepsia, esté fármaco también está indicado como tratamiento preventivo para tratar la manía en personas con trastorno bipolar, ya que «puede tener un cierto efecto estabilizador del ánimo» y las migrañas de frecuencia elevada o muy incapacitantes. También se usa algunas veces para tratar ataques de agresión en niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), pero no existe indicación aprobada para esto.

¿Para qué sirve?

El ácido valproico está considerado un fármaco muy eficaz para controlar las crisis generalizadas primarias: «Se considera que quizás sea el medicamento más potente para controlar estas crisis, aunque no hay estudios comparativos directos, pero a veces hay pacientes que no se han controlado con otras alternativas y solo lo hacen con este fármaco», señala Poza.

«En aproximadamente un 10% de los embarazos, existe un riesgo de teratogenia, es decir, que provoque malformaciones graves en el feto»

En un 80% de los casos, las crisis generalizadas desaparecen, «siempre que se tome la medicación de forma correcta y se eviten posibles desencadenantes como la falta de sueño», detalla el neurólogo. En cuanto a los síndromes epilépticos infantiles, al tratarse de formas mucho más graves de epilepsia, «el control de las crisis es mucho más complicado, pensar que pueden desaparecer es una utopía y generalmente lo que se puede conseguir es una disminución de la frecuencia, evitar las crisis más graves o hacer que sean más cortas y no se entre en un estatus epiléptico, que es potencialmente mortal». Todo esto tendrá beneficios directos en la calidad de vida de estas personas: «Pueden hacer una vida normal en muchos aspectos, sin restricciones, incluso laborables».

¿Qué efectos secundarios tiene?

Además de sus beneficios, cabe tener en cuenta también los efectos adversos que, como otros medicamentos, pueden manifestarse, dependiendo del paciente:

  • Aumento de peso: tanto en varones como en mujeres, pero en éstas puede llevar aparejado un riesgo de alteraciones en el ciclo menstrual y un mayor riesgo de ovario poliquístico.
  • Hirsutismo: aumento de vello corporal.
  • Pérdida de cabello y cierto riesgo de calvicie, más en varones que en mujeres.
  • Temblor, a veces intenso, sobre todo con dosis altas del fármaco.
  • Alteración cognitiva y disminución del rendimiento intelectual, a veces aparejado a una alteración del metabolismo en el hígado, más común en pacientes mayores, llegando a provocar alteraciones en la función hepática.
  • Aunque de forma más rara, puede disminuir el número de plaquetas.

Sin embargo, el efecto adverso más grave, derivado de este fármaco, se produce en mujeres. «En aproximadamente un 10% de los embarazos, existe un riesgo de teratogenia, es decir, que provoque malformaciones graves en el feto. También se ha visto que se asocia a un mayor riesgo de discapacidad intelectual, incluso de Trastornos del Espectro Autista (TEA), en niños que en la época fetal estuvieron expuestos a valproico porque su madre lo tomaba cuando estaban embarazada», explica el neurólogo.

«En niños se administra la menor dosis posible porque, a veces, puede provocar alteración cognitiva y enlentecimiento del pensamiento»

Estas importantes contraindicaciones han hecho que se restrinja el uso de este fármaco en mujeres en edad fértil: «Solo tendría indicación como segunda o tercera opción en las formas de epilepsia generalizada idiopática y se ha eliminado su uso en mujeres en edad fértil como estabilizante de ánimo en la enfermedad bipolar. En migraña, realmente nunca tuvo la indicación aprobada, pero ahora se tiende a utilizar menos».

Tal y como señala el neurólogo, en los últimos años han aparecido otras alternativas que pueden sustituir al ácido valproico en epilepsia. «Se ha visto que hay fármacos que ahora consideramos que son razonablemente seguros, como puede ser la lamotrigina o el levetiracetam«, afirma Poza. En cualquier caso, si es necesario recurrir al valproico porque éstos no hagan efecto, «siempre con la dosis más baja para que el riesgo baje».

¿Cómo y hasta cuando se toma?

El ácido valproico tiene tanto formulación oral (pastillas y jarabe), como intravenosa, «en caso de que haya que iniciar un tratamiento de forma rápida, como en estatus epiléptico o si un paciente está tomando la medicación de forma habitual y tiene que ingresar por una cirugía o cualquier otra intervención». Asimismo, es un fármaco que se suele tomar dos veces al día, pero existe una forma -Depakine Crono- que, al ser de liberación más retardada, tiene la ventaja de poder tomarse solo una vez al día.

Al inicio del tratamiento, el profesional médico irá «aumentando la dosis de forma progresiva para ver la tolerabilidad». En niños, de hecho, se administrará «la menor dosis posible por el problema de que, a veces, pueda provocar alteración cognitiva y enlentecimiento del pensamiento. Siempre hay que valorar el beneficio que podemos obtener con los riesgos que tiene la medicación».

«Siempre hay que valorar el beneficio que podemos obtener con los riesgos que tiene la medicación»

Pese a los efectos adversos, el neurólogo desaconseja rotundamente suspender la medicación de forma repentina por cuenta del paciente. «Puede provocar más riesgo de crisis, que pueden ser más prolongadas y muy graves. Si es necesario retirar la medicación por los efectos secundarios, hay que hacerlo de forma controlada con el seguimiento de un médico; si los efectos secundarios son muy graves a lo mejor sí que hay que hacer una retirada brusca, pero en ese caso quizás hay que hacerlo ingresado o sustituyendo por otra medicación».

Por otro lado, al tratarse de epilepsias que duran toda la vida, es posiblemente un tratamiento a largo plazo. Además, puede tomarse solo o en combinación con otros fármacos, aunque cabe tener en cuenta que, en algunos casos, puede interaccionar con otras medicaciones. «En pacientes que quizás no se hayan controlado las crisis, por ejemplo, con levetiracetam o con lamotrigina, a lo mejor combinando con una dosis bajita de ácido valproico que tendrá menos efectos secundarios se puede conseguir controlarlas», explica el neurólogo.

Pese a toda la controversia en torno a este medicamento por sus efectos adversos es, a día de hoy, un fármaco de uso común. «A veces la gente se extraña de que sigamos todavía utilizando, aunque sea de forma residual, un fármaco que ya es antiguo, con todas las novedades que han ido apareciendo en epilepsia, pero es que a veces no nos queda otro remedio porque hay pacientes que solo se controlan con esta medicación. Poniendo en una balanza el riesgo de crisis especialmente graves y los riesgos asociados a la medicación, los beneficios superan a los riesgos, sobre todo si puedes controlarlo con una dosis baja».

Problemas de desabastecimiento

En los últimos años se ha producido, de forma periódica, desabastecimiento de algunos medicamentos antiepilépticos, entre ellos, el ácido valproico: «Y cada vez más, sin que sepamos por qué, los profesionales nos enteramos porque de repente los pacientes nos lo dicen». «Es algo que dificulta mucho el tratamiento porque este tipo de fármacos no se pueden cambiar de la noche a la mañana por otra cosa y el paciente necesita tomarlos, entonces muchas veces les obliga a una peregrinación por distintas farmacias a ver si encuentran el fármaco en alguna o a hacer cambios para paliar esa falta».