La información proporcionada a continuación no tiene la intención de diagnosticar o tratar. No debe reemplazar la consulta con un profesional de la salud cualificado.

Una de las preguntas más frecuentes que se hacen después de un diagnóstico de autismo, es qué causó el trastorno.

Sabemos que no hay una sola causa del autismo. Las investigaciones sugieren que el autismo se desarrolla a partir de una combinación de influencias genéticas y no genéticas o ambientales.

Estas influencias parecen aumentar el riesgo de que un niño desarrolle autismo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el aumento del riesgo no es lo mismo que la causa. Por ejemplo, algunos cambios genéticos asociados con el autismo también se pueden encontrar en personas que no tienen el trastorno. De manera similar, no todas las personas expuestas a un factor de riesgo ambiental para el autismo desarrollarán el trastorno. De hecho, la mayoría no lo hará.

Factores de riesgo genéticos del autismo

 Las investigaciones nos dicen que el autismo tiende a ser hereditario. Los cambios en ciertos genes aumentan el riesgo de que un niño desarrolle autismo. Si uno de los padres es portador de uno o más de estos cambios genéticos, éstos pueden transmitirse a un hijo (incluso si el padre no tiene autismo). Otras veces, estos cambios genéticos surgen espontáneamente en un embrión temprano o en el esperma y/o en el óvulo que se combinan para crear el embrión. Una vez más, la mayoría de estos cambios genéticos no causan autismo por sí mismos. Simplemente aumentan el riesgo de padecer el trastorno.

Factores de riesgo ambientales del autismo

Las investigaciones también muestran que ciertas influencias ambientales pueden aumentar o reducir aún más el riesgo de autismo en personas que están genéticamente predispuestas al trastorno. Es importante destacar que el aumento o disminución del riesgo parece ser pequeño para cualquiera de estos factores de riesgo:

Aumento del riesgo:

  • Edad avanzada de los padres (cualquiera de los padres)
  • Complicaciones del embarazo y el parto (por ejemplo, prematuridad extrema [antes de las 26 semanas], bajo peso al nacer, embarazos múltiples [gemelos, trillizos, etc.]).
  • Embarazos espaciados con menos de un año de diferencia

Disminución del riesgo:

  • Vitaminas prenatales que contienen ácido fólico, antes y durante la concepción y durante el embarazo

Sin efecto sobre el riesgo:

  • Vacunas. Cada familia tiene una experiencia única con un diagnóstico de autismo, y para algunos se corresponde con el momento de las vacunas de su hijo. Al mismo tiempo, los científicos han llevado a cabo una extensa investigación durante las últimas dos décadas para determinar si existe alguna relación entre las vacunas infantiles y el autismo. Los resultados de esta investigación son claros: las vacunas no causan autismo. La Academia Americana de Pediatría ha recopilado una lista completa de esta investigación.

Diferencias en la biología cerebral

¿Cómo dan lugar al autismo estas influencias genéticas y no genéticas? La mayoría parecen afectar aspectos cruciales del desarrollo temprano del cerebro. Algunos parecen afectar la forma en que las células nerviosas cerebrales, o neuronas, se comunican entre sí. Otros parecen afectar la forma en que regiones enteras del cerebro se comunican entre sí. La investigación continúa explorando estas diferencias con miras a desarrollar tratamientos y apoyos que puedan mejorar la calidad de vida.

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