• Casi 170 centros aplican en España el proyecto ‘Matemáticas Singapur. Piensa Infinito’, de la editorial SM
  • «Algunos niños ya dicen que es su asignatura favorita, creen estar jugando»

El Método Singapur es una metodología de enseñanza de las matemáticas impulsada en el pequeño país del sudeste asiático que le da nombre. El proyecto, que aterrizó hace ocho años en España de la mano de la editorial SM, busca enseñar a los niños -en Primaria y Secundaria- a comprender y leer las matemáticas desde la resolución de problemas. Casi 170 centros, tanto de educación ordinaria como especial, ya aplican este método en nuestro país, uno de ellos ‘El Cole de Celia y Pepe’, de la Fundación Querer.

Aunque se trata de un método innovador, el proceso se inició en Singapur hace más de 40 años. “Se dieron cuenta de que si cambiaban las matemáticas serían capaces de cambiar cualquier asignatura y de que, en un mundo mucho más tecnológico, las matemáticas son clave”, explica Fina Arévalo, profesora de matemáticas y exresponsable de la implantación en España y Latinoamérica del proyecto ‘Matemáticas Singapur. Piensa Infinito’, de la editorial SM.

Ahí comenzó un recorrido de 12 años por distintos países occidentales para agrupar las mejores teorías y métodos de enseñanza de educadores y pedagogos hasta ordenarlas en un currículum muy pautado. En 1995, tres años después de implantarlo, el país asiático pasó de ocupar puestos bajos en PISA a alcanzar los primeros. Además, cada cuatro años revisan el método para ver cómo se puede mejorar.

La metodología Singapur está basada en el concepto CPA: pasar de lo concreto a lo abstracto, pasando por lo pictórico. De esta forma, a través del trabajo manipulativo con material, los niños aprenden a resolver problemas de una forma muy pautada, usando recursos como la repetición o las variaciones perceptuales, que les ayudan a generalizar conceptos y llegar a una mayor comprensión. Además, es muy importante la comunicación e interacción con el profesor y los compañeros.

Todo el mundo es capaz de aprender matemáticas, el problema es cómo se han enseñado. El niño desde los siete meses tiene de manera innata una sensibilidad matemática ya formada”, asegura Fina Arévalo.

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