Como ya os hemos comentado en otras ocasiones, el Coaching es un método que ayuda a las personas a enfocarse hacia la búsqueda de objetivos, así como a elaborar un buen plan de acción que les ayude a conseguirlos de una forma práctica y eficaz.

Una de las principales causas del bajo rendimiento en el estudio de los adolescentes y jóvenes, tiene que ver con la motivación hacia las tareas. A menudo encontramos un bajo estado de ánimo y falta de concentración a la hora de tener que estudiar y, sobre todo, organizar adecuadamente los deberes, la preparación para exámenes y compaginarlo con el tiempo libre. Esto, ahora más si cabe, se hace cuesta arriba para muchos adolescentes que están viendo el confinamiento como un tiempo de obligaciones, pero no de tiempo libre. Esta sensación de ahogo, de incertidumbre, provoca que los estados de ánimo y la regulación de los ciclos de descanso y sueño estén siendo muy arbitrarios, lo cual no favorece dicha concentración que tanto necesitamos para afrontar las rutinas escolares, con la autonomía que el estudio on line requiere.

Por si esto fuera poco, le sumamos la falta de recursos de planificación, la mayor parte de adolescentes no saben usar la agenda o manejarse en calendarios para optimizar el tiempo. Es por todo esto que hoy queremos ofreceros algunas orientaciones desde el modelo del coaching educativo, para que podamos guiar a nuestros adolescentes desde un enfoque respetuoso y fomentando la autonomía en todo momento. Toma nota:

  • DEFINIR OBJETIVOS: los más importante es identificar cual es la meta que debo alcanzar. Tener clara la tarea que se nos están pidiendo, el contenido que me voy a preparar para un examen y, sobre todo, y que nunca nos planteamos es el para qué lo voy a hacer. Es aquí donde está la voluntad de ponerme en marcha para buscar la mejor manera de llevarlo a cabo. Si no tenemos una proyección, por lo menos a corto plazo, de dónde estoy y hacia dónde quiero ir, va a ser difícil hacer todo esto que me requiere tanto esfuerzo siendo productivo y eficaz. Puedo tener una motivación cercana, como sacar el curso para titular, porque es un requisito para poder llegar a otro objetivo de estudio o trabajo a más largo plazo, por ejemplo. Las preguntas clave que puedo hacerme son:
    • Para qué estoy aquí, haciendo esto, y cómo me voy a sentir si lo consigo.
    • Por qué lo hago, seguro que hay algún interés, necesidad que me va a procurar ganar algo.
    • Con qué apoyos cuento: materiales necesarios y personales, con quién puedo contar si lo necesito.
    • Cuáles son mis fortalezas que en otras ocasiones me han acompañado para lograr objetivos (recursos propios que tienen que ver con la constancia, la fuerza de voluntad, la creatividad para resolver conflictos o adaptarme a circunstancias nuevas, las habilidades internas y capacidades prácticas). Seguro que he vivido otros momentos de estrés en la vida, es buena idea recordar cómo los superé.
  • PLANIFICAR: la planificación comprende tener claro el objetivo que quiero conseguir y poder elaborar ese plan, esas acciones que me lleven a él. Cómo lo voy a hacer es la pregunta clave. En función de la cantidad de materia que entre en un examen, por la propia experiencia, puedo calcular cuánto tiempo necesitaré para prepararlo. Uno mismo es quién mejor se conoce y puede decidir sobre su plan de acción.
  • AGENDAR: llegamos al plan de acción (qué y cómo voy a hacer para conseguir eso que quiero) y nos hemos encontrado chavales que dicen hacer uso de la agenda, pero no de forma eficaz, porque nadie les ha enseñado. Mi recomendación es utilizarla en formato calendario, para tener una visión global del tiempo, no segmentado en días. Además, que este recurso esté a la vista todo el tiempo.
  • SER REALISTA: esto implica decidir sobre el tiempo de trabajo, combinar esos tiempos con mi rutina habitual, pensar en qué cosas podrían pasar que me desviarán de seguir con ese plan. Y si eso sucediera, revisar de nuevo la agenda y modificarla. Recuerda que agendar los descansos, salidas, el charlar con amigos también es importante. Eso no ayudará a darle la importancia que tiene y relajar nuestra mente al mirar hacia nuestro calendario, en el que no sólo habrá una lista de obligaciones que nos desgastan la energía. Hay que cargar pilas haciendo paradas para compensar.
  • ESTAR ORGULLOSO DE UNO MISMO: cada esfuerzo que hemos hecho por estar más cerca de nuestros objetivos es un éxito en sí mismo. Queremos que la satisfacción personal esté en cada paso del camino, no únicamente al llegar a la meta. Cada día deberíamos hacer ese ejercicio de conectar con nuestra voluntad y darle la enhorabuena por haber cumplido con uno mismo y acompañarte en este momento, que además es especialmente complicado.

Como adulto empatiza con ellos, tú también has tenido su edad, has pasado por el estrés del estudio, y ahora vivimos un momento difícil de aceptar y afrontar. Aprovecha para acompañarlos, ya seas padre o profesor, sentirnos cercanos siempre rebaja la ansiedad y hará la relación más humana.

 

Carolina Pérez Ruiz
Coach educativa. Especialista en Inteligencia Emocional