Como un tipo de convulsión severa, los espasmos infantiles requieren una evaluación urgente y tratamiento inmediato. Desafortunadamente, el diagnóstico de los espasmos infantiles tarda en llegar muy habitualmente debido a que son muy sutiles, no son reconocibles o simplemente mal diagnosticados como enfermedades menos graves, como por ejemplo reflujos.

Cuando están asociados con un patrón encefalográfico de hipsarritmia, se le conoce con el nombre de “síndrome de West”, una forma severa de epilepsia infantil. Los espasmos infantiles son habitualmente difíciles de controlar y pueden causar un retraso severo en el desarrollo, aunque el tratamiento precoz con control de ataques brinda la mejor oportunidad para obtener unos buenos resultados en el desarrollo. La mayoría de los niños son diagnosticados por debajo de los 12 meses de edad, con la mayoría de los diagnósticos realizados en torno a los 6 meses. Los niños habitualmente presentan una regresión en el desarrollo o un parón en su desarrollo cuando comienzan los espasmos; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar retrasos de desarrollo antes de este tipo de convulsión.

¿Cómo reconocer los espasmos infantiles?

Este tipo de convulsión habitualmente se presenta como un conjunto de movimientos del cuerpo repentinos, repetitivos y descontrolados, donde la cabeza oscila de arriba a abajo y el cuerpo se contrae con los brazos extendidos o flexionados. Esto ocurre habitualmente cuando el pequeño se va a la cama o al despertar, mientras que la convulsión puede inicialmente aparecer como alarma, la naturaleza repetitiva de estas convulsiones, así como el número de ellas en torno a la hora de dormir son banderas rojas que no deberían ser ignoradas.

¿Qué pasos deben tomarse para evaluar a los niños con sospecha de tener espasmos infantiles?

Es muy útil que un padre pueda realizar un vídeo de un grupo de eventos típico y revisarlo con su médico / pediatra de atención primaria.

El siguiente paso es el diagnóstico urgente y temprano. Esto ocurre a través de un neurólogo / epileptólogo pediátrico para confirmar el diagnóstico. El diagnóstico y el tratamiento tempranos son imprescindibles para minimizar los retrasos en el desarrollo.

El diagnóstico se confirma mediante un electroencefalograma (EEG) y presentación clínica. El EEG generalmente muestra un fondo electrográfico clásico llamado hipsarritmia. Esto se caracteriza por un patrón de ondas cerebrales caóticas, muy desorganizadas y de gran amplitud, entremezclado con una actividad de onda de pico multifocal (diferentes partes del cerebro). El EEG durante la convulsión a menudo se caracteriza por una onda lenta de alto voltaje, seguida de un electrodecremento (es decir, aplanamiento del EEG).

Si los espasmos infantiles se reconocen lo suficientemente temprano, es posible que el patrón aún no esté presente, pero esto no debería retrasar el diagnóstico. Si la presentación clínica es consistente con espasmos infantiles, se debe iniciar el tratamiento apropiado independientemente de los hallazgos del EEG.

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