Hoy os vamos a hablar de un apasionante estudio que tuvo lugar en los años 50 en el pequeño barrio parisino de Vanves. Los profesores de una escuela de niños de 10 y 11 años, se empezaron a cuestionar qué pasaría si se disminuyese el tiempo invertido en asignaturas académicas y se incrementase el tiempo dedicado a la actividad física. Dicho esto, los profesores recortaron la carga académica semanal del grupo experimental en nada más y nada menos que 15 horas, sin tener ni idea de lo que iba a suceder ya que no se había realizado con anterioridad un estudio de este tipo. Los resultados obtenidos fueron que las calificaciones académicas del grupo experimental se mantuvieron estables y en algunos casos incluso mejoraron. Además, se produjeron menos problemas de disciplina, aumentó la capacidad de atención durante las clases y se redujo el absentismo.

A pesar de estos resultados, no es posible afirmar que la actividad física fuera el factor clave en la obtención de estos resultados ya que podían haber influido diferentes agentes. Lo que hace a los científicos hacerse varias preguntas: ¿el incremento de la actividad física provoca un cambio en el cerebro de los niños? ¿hay un componente emocional en el aprendizaje por el que los niños reaccionan mejor ante la realización de actividades al aire libre? ¿quizás simplemente fuese por la novedad que ese cambio suponía para ellos?

 

 

Aparte de la importancia que puedan tener los resultados académicos y de la relevancia del estudio, hay algo que no se puede obviar y que es un hecho constatado: “la pandemia de la inactividad física” (Kohl, et al., 2012). La inactividad física ha ido aumentando en los países desarrollados durante los últimos años, algo que ha supuesto una gran preocupación debido a los efectos que tiene la falta de actividad física en la salud y el bienestar, sobre todo de los mas pequeños.

Tras el estudio de Vanves, muchos científicos han sido los que se han preguntado de nuevo la misma cuestión: ¿qué pasaría si reducimos la cantidad de horario académico del colegio y lo reemplazamos con actividad física? Tal es la importancia del tema que nos ocupa que hoy en día existen más de 40 estudios que estudian la relación entre la actividad física en horario escolar y el rendimiento académico. En general se tiende hacia la misma conclusión y es que tras reducir un tiempo considerable de actividades académicas y aumentar la actividad física, no se produce un descenso del rendimiento en las asignaturas y, además, en algunos casos, los resultados experimentan una mejoría.

Además, hay otra pregunta que preocupa a nuestros científicos: ¿cómo afecta la condición física al rendimiento educativo? La actividad física y la condición física están relacionados, pero hay varios factores que influyen y que hacen que esta pregunta sea aún más complicada para nuestros investigadores. Es un hecho que los cuerpos y los cerebros de los niños están en un constante cambio y que además los niños más mayores tienden a superar en condición física a los que son de edad inferior. Por ello, nos encontramos un campo de estudio aún más complejo que el anterior y al que muchos investigadores ya han hecho frente.

Tomamos como referencia el meta-análisis realizado por Fedewa y Ahn (2011), el cual concluye que un incremento en la condición física está asociado con mejores resultados en el área de matemáticas, lectura y puntuaciones en el CI. De hecho, un estudio realizado en Australia demostró una correlación entre la condición física de los alumnos del país con los resultados académicos obtenidos en los exámenes de alfabetización y aritmética realizados a nivel estatal (R. D. Telford, Cunningham, R. M. Telford y Abhayaratna, 2012).

Sin embargo, la situación real de las escuelas es que, debido a la relación claramente existente entre el éxito académico y el futuro profesional, la importancia de las asignaturas académicas es considerablemente alta. Por lo que asignaturas como matemáticas y lectura son las que tienen un mayor valor y por lo tanto son las asignaturas que tienen prioridad en el ámbito educativo. Según lo que el “sentido común” nos dice, las posibles interferencias que pueda haber en el desempeño de esas áreas académicas deben reducirse para poder lograr un éxito académico y profesional. Por ello, muchas escuelas se han visto obligadas a reducir la carga lectiva de asignaturas que tengan que ver con el deporte o con el arte, no porque no lo consideren importante sino simplemente porque no es algo prioritario.

Con las reflexiones mostradas en este artículo tan solo se pretende reflexionar sobre la complejidad del ámbito educativo y sobre la relación existente entre las diferentes áreas de la educación, así como mostrar la evidencia científica en el área de actividad física y rendimiento académico. Por ello os invitamos a reflexionar sobre ello, ya que, en base a lo aquí mostrado, la ciencia en ocasiones discrepa con “el sentido común”.

 

 

Bibliografía

Fedewa, A. L., & Ahn, S. (2011). The effects of physical activity and physical fitness on children’s achievement and cognitive outcomes: a meta-analysis. Research quarterly for exercise and sport, 82(3), 521-535.

Kohl 3rd, H. W., Craig, C. L., Lambert, E. V., Inoue, S., Alkandari, J. R., Leetongin, G., … & Lancet Physical Activity Series Working Group. (2012). The pandemic of physical inactivity: global action for public health. The lancet, 380(9838), 294-305.

Telford, R. D., Cunningham, R. B., Telford, R. M., & Abhayaratna, W. P. (2012). Schools with fitter children achieve better literacy and numeracy results: evidence of a school cultural effect. Pediatric Exercise Science, 24(1), 45-57.

 

 

Celia Garrote, profesora de Ed. Fisica del Cole.