Cómo controlar la frustración infantil (Parte II)
Andrea Rodríguez Martínez. A pesar de que todos los niños deben de aprender a manejar la frustración, tarea que no siempre es fácil, algunos niños que presentan trastornos en su desarrollo tienen mayores problemas para este aprendizaje. Una de las razones es que estos niños suelen tener dificultades en la inhibición y regulación de sus propias emociones concidiéndoles en desarrollar una gran habilidad emocional y por ende a presentar una baja tolerancia a la frustración, como por ejemplo los niños con TDAH. Por otro lado estos niños presentan también problemas en la regulación de la demora de las gratificaciones, necesitando consecuencias inmediatas, sobre todo las positivas. Por todo ello, el trabajo con estos niños a nivel emocional resulta esencial, tanto a nivel de comprensión de sus propias emociones como la adecuada expresión de las mismas, al igual que a postergar de manera gradual la gratificación inmediata. Pero también, se deberá trabajar de cara al desarrollo de un nivel más alto de tolerancia a la frustración con el objetivo de que el niño pueda manejarse y desarrollarse de una manera satisfactoria y autónoma en las diferentes situaciones que se le presenten en la vida. Y ¿cómo se puede trabajar la tolerancia a la frustración? La psicopedagoga Lucía Osorio aporta una serie de pautas para poder lograr que los niños adquieran una tolerancia ante pequeñas o grandes frustracciones:















