logopedia

¿Qué le pasa a mi hijo? Trastorno del lenguaje

Mariana Lombardo. ¿Qué le pasa a mi hijo? Hoy voy a escribir algo cortito (o al menos lo voy a intentar) para que no sea cansino, ya que me gustaría que todos podamos entender un poco mejor lo que podría sucederle a un niño que tiene algún trastorno del lenguaje (sea el que sea y con el diagnóstico médico que sea) cuando le hablamos y contamos “cosas complejas”. Claro, primero habrá que definir que son las “cosas complejas”. Pues bien, cosas complejas son todos los enunciados que contienen más de 4 elementos – “vamos a comer después de pintar”. Aquí muchos estarán pensando que a quién escribe este artículo se le ha ido la pinza: eso no puede ser complejo! Pues no mis queridos, estoy muy centrada en lo que escribo y sé muy bien de lo que hablo. Ese es un enunciado complejo! Ahora bien, imaginaros que le decís eso a vuestro hijo e, inmediatamente después, el niño deja las pinturas, se sienta a la mesa y espera su plato. Al cabo de un minuto le entra una rabieta monumental porque la comida no llega. ¿qué h

Alimentación y lenguaje (II parte)

Mariana Lombardo. Aquí estoy otra vez para seguir hablando de ese tema tan interesante que dejamos la semana pasada. Antes me gustaría preguntaros si habéis probado esto de sentaros a la mesa. Que tal ha ido la experiencia? Espero que haya sido tan buena como la mía. Pero bueno, vamos a lo que nos encuentra hoy. Cómo ayuda la alimentación al desarrollo de los músculos que intervienen en el habla?. Alguna vez se pusieron a pensar el porque de la evolución con la comida? Porqué se introducen semisólidos a una edad determinada y no a otra? Porqué las tetinas de los biberones tienen diferentes orificios? Porqué se recomienda quitar el biberón y pasar a taza/vaso a una determinada edad? Pues todo tiene su razón de ser y no está relacionado simplemente con la nutrición del niño. Cuando el bebé nace lo mejor que se le puede dar es el pecho materno. Además de ayudar a construir un vinculo precioso madre-hijo, hace que los músculos de la boca se ejerciten al 100%. Hay veces que esto no se puede lograr, y por eso se introducen los biberones.

La Historia de Laura

Mariana Lombardo. Había una vez una niña llamada Laura. Como a todas las niñas de su edad, a Laura le encantaba explorar todo lo que había a su alrededor. Su mamá, Alicia, le decía que parecía que se le iban a salir de las orbitas esos ojos negros y enormes de tanto que los abría. A Laura le encantaba que su mamá le dijera cosas bonitas y entonces más sonreía, y entonces mamá más cosas le decía. Laura crecía feliz. Le encantaba mirar dibujos en los cuentos, jugar a las comiditas, trepar en los juegos del parque y hacer castillos en la arena. Una tarde, como casi todas las tardes de primavera, Laura fue con su papá Marco al parque. Allí se encontraron con Daniel y su papá. Mientras Laura y Daniel se sentaron uno al lado del otro a hacer castillos en la arena, ambos papás se sentaron en un banco cercano a conversar. Cada tanto los niños venían hasta donde estaban los papás a contarles lo que habían hecho. “Papi mia!”, le decía Daniel a su papá señalando con el dedito. O “papi men” mientras le tironeaba de la mano si precisaba de su ayuda. Laura entre tanto, con una gran sonrisa en los labios y sus ojos negros llenos de emoción, acudía a su papá con un “aaaaa” mientras señalaba o “mmmmm” cuando quería que Marco acudiese en su ayuda.

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