Imagina que todo conecta con todo

Imagina que recorres el cole en el que trabajas o que recorres el cole de tu hijo de manera «vertical». Es decir, comienzas en 3 años, pasas a 4 años,… así hasta llegar a 6º de primaria (12 años), que miras por la ventana y ves que todos los niños (independientemente del curso) manipulan con el mismo material y prácticamente de la misma manera. Aparentemente todos juegan a lo mismo.

Imagina que todos juegan en clase

Espera un momento! ¿Jugar en clase? ¿No se supone que juegan en el patio? ¿No se supone que en clase hay que callarse, atender y aprender?
No. En clase también se juega. El juego retador, que parte del desafío para la mente del niño, que provoca que sus manos hagan, que sus gestos expresen y que sus palabras pongan voz a su razonamiento es también juego. La diferencia es que el juego de patio ejercita unos músculos y el de clase otro «músculo».
Seguimos.

Imagina que escuchas y miras

Aparentemente todos juegan a lo mismo, independientemente de que tenga 3 años recién cumplidos o que tenga casi 12 años. Imagina que pegas la oreja a la puerta o que, directamente, abres la puerta y escuchas de qué se habla ahí (esto lo haces en todas las clases).El profe lanza un reto, un desafío a resolver con el material (el mismo material para todos los niños de todos los cursos). Un desafío que esté al alcance de niño, pero no tan cerca de su alcance para que no suponga un reto intelectual. Lo puede resolver por sí mismo, puede expresar la solución. Quizá la exprese con palabras adecuadas formales, quizá con un lenguaje no muy riguroso pero que denota razonamiento, quizá no existen en su cabeza palabras para expresar su hallazgo pero sus manos, sus movimientos y sus gestos hablan con una rigurosidad pasmosa.

Imagina un objetivo final

El reto lanzado por el profe (independientemente del curso) tiene un objetivo vertical muy definido. Imagina que marcamos como objetivo vertical (de final de etapa) que el alumno explique de manera razonada y argumentada la relación entre el volumen del prisma y la pirámide de igual base y altura. Que expresará esto gracias a todo lo que ha ido aprendiendo durante su vida (desde los 3 hasta los 12 años). ¿Y si aprendiese e interiorizase de manera significativa la expresión que resuelve ambos volúmenes?
¿Pretendo que el niño de 3 años sepa resolver el volumen de un prisma y una pirámide? Obviamente, no. Pero, ¿se puede hacer algo para que, dentro de su zona de desarrollo próximo, empiece a enfrentarse a retos que le permitan identificar, expresar (no solo con lenguaje oral) el germen de lo que será? ¿Qué hacer curso a curso para andamiar todos y cada uno de los contenidos que debe conocer y comprender el niño antes del paso a secundaria?
Esta ha sido y es mi obsesión en la escuela. Conseguir una comunicación y una coordinación tal entre todos los maestros de infantil  y primaria que garantice unidad. Que garantice que curso a curso, año a año, sea el profe el que se adapte al niño, a cómo aprende un niño de 3 años, de 4 años, de 5 años, de 6 años, …, de 12 años, y no que sea el niño el que se adapte al modo de enseñar. Cada maestrillo tiene su librillo, sí. El estilo puede cambiar, las formas pueden cambiar pero lo nuclear, lo esencial, crece como crece. Su cerebro evoluciona como evoluciona y madura como madura.

Imagina que esto es posible

Imagina que en ese paseo has podido ver y escuchar cómo el alumno construye año a año la relación entre el volumen del prisma y la pirámide (hasta llegar a la abstracción de una expresión). O que has podido ver y escuchar cómo el alumno construye año a año la temida división por varias cifras (hasta llegar a la abstracción del algoritmo o incluso hasta la abstracción de “lo mental”). O que has podido ver y escuchar cómo el alumno construye año a año conceptos como el mínimo común múltiplo o el máximo común divisor.

Imagina que los problemas no son un problema sino un desafío, un reto que el alumno puede resolver por sí mismo utilizando sus manos, sus gestos y sus palabras y que todo lo planteado está dentro de su zona de desarrollo próximo y que, gracias a ello, crece hacia arriba con un andamio seguro y estable.

¿Y lo importante que es que los retos,  los desafíos,  las actividades y los juegos estén adecuados al momento adecuado?

Imagina que es posible, que es una realidad y que este curso estará en tu cole, en el cole de tu hijo.

 

¿Te apuntas a un paseo vertical?

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Profe Bernabeu