El mundo es un lugar fascinante, poblado de elementos visibles e invisibles, cercanos y distantes, microscópicos o descomunales, algunos audibles y otros hasta peligrosos. La realidad aumentada (RA) es una de las innovaciones tecnológicas que permiten a los maestros convertir el aula en una dimensión alterna en donde los alumnos aprenden de manera divertida, utilizando activamente sus sentidos.

 

Una nueva ventana en tu salón

Existen diversas maneras de experimentar la realidad y, desafortunadamente, algunas de las que brindan una mayor riqueza informativa y vivencial –una visita al museo, planetario, zoológico o maravilla natural– no siempre están alcance de nuestras escuelas.
Por fortuna, la tecnología educativa nos brinda herramientas para generar actividades de aprendizaje en las que, sin salir del aula, el alumno utilice sus sentidos y experime de manera directa estímulos con valor significativo.

De entre todas las herramientas tecnológicas disponibles, la realidad aumentada es una de las más poderosas y accesible pues, como veremos más adelante, la tecnología que requiere está prácticamente disponible en el aula. Además, existe un repertorio compuesto por cientos de apps en temas tan diversos como matemáticas, biología, astronomía, anatomía, geometría, etcétera.

 

Más allá de ser una simple recreación interactiva de elementos y contenidos, la realidad aumentada puede contribuir al aprendizaje con beneficios como:

Facilitar la interacción con la información.

Comprender conceptos difíciles de explicar.

Descubrir elementos y procesos en el entorno.

Crear y manipular objetos.

Activar físicamente al usuario.

Socializar y colaborar.

 

¿Cómo funciona?

La realidad aumentada puede utilizar elementos físicos –denominados marcadores– que el desarrollador asocia a contenidos específicos. Cuando la cámara de un dispositivo detecta e identifica un marcador, la aplicación de realidad aumentada despliega una capa virtual de información y de estímulos digitales, que amplifican las posibilidades de acceso al conocimiento y la interacción con sus componentes.

La herramienta que permite el acceso a la realidad aumentada es un dispositivo móvil tipo smartphone o tablet, equipado con el software necesario para, a través de la cámara, interpretar elementos visuales –los «marcadores»–, que representan instrucciones y comandos para el despliegue de múltiples eventos compuestos por estímulos visuales, auditivos, de animación, texto, etc.

Las primeras aplicaciones personales de realidad aumentada se popularizaron hace algunos años gracias a los códigos QR, semejantes a los códigos de barras, que permitieron que los dispositivos móviles funcionaran, por primera vez, como una interfase de dos vías para el intercambio de información y la interacción con el entorno.

Recientemente, los códigos QR recibieron una segunda oportunidad, pues tanto el sistema operativo de Apple como los principales navegadores, son capaces de identificarlos de manera nativa, es decir, sin necesidad de una aplicación especial.

Con la tecnología actual, cualquier imagen que ofrezca un nivel de contraste adecuado puede funcionar como marcador, para asociarlo a contenidos interactivos en una plataforma de realidad aumentada. Atrás quedaron los monótonos códigos QR, ya que gracias a la vertiginosa evolución de la tecnología de visión computacional –base de la realidad aumentada– y a herramientas como Canva, que hace del diseño una tarea divertida y amigable, la nueva generación de marcadores de realidad aumentada es todo, menos aburrida.

 

 

Descubre más acerca de la realidad aumentada en el reportaje que CANVA nos ofrece aquí