María Jesús Pascual es jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Vithas Madrid Aravaca y está especializada en Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Hablamos con ella sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en personas con discapacidad intelectual.

Alrededor de 400.000 personas en España padecen un TCA, según datos de la Fundación Fita y de la Asociación española para el estudio de estos trastornos. Se trata de alteraciones graves en la ingesta de alimentos que, en el caso de personas con trastornos neurológicos, se traducen en desórdenes como atracones, rechazo a la comida e incluso anorexia nerviosa y bulimia.

Pregunta: Normalmente relacionamos trastornos de la conducta alimentaria con personas neurotípicas, pero lo cierto es que las personas con discapacidad también los padecen…

R: El trastorno de la conducta alimentaria en general puede afectar, efectivamente, a personas con discapacidad. La disfagia o el estreñimiento son problemas más mecánicos que pueden estar más en el contexto de un niño con patología neurológica motora, pero el tema conductual es menor en niños con trastornos motores y más importante en niños con trastorno del espectro autista.

Son trastornos de la alimentación que empiezan desde pequeñitos porque el lenguaje y la masticación están muy relacionados; los niños que tienen un trastorno del lenguaje muchas veces tienen un trastorno de la masticación y cuesta muchísimo darles de comer, es un calvario para los padres. Hay alimentos que no quieren por gusto, por forma, por colores, por textura o por presentación. Si a eso le sumas que tengan una alergia alimentaria, les estás restringiendo aún más el alimento que toman.

P: ¿Son más frecuentes estos trastornos en personas con discapacidad intelectual que en el resto de personas?

R: El problema es que en la discapacidad intelectual tienes niños que son muy selectivos en las formas de comer y tienen estereotipias y conductas que no favorecen la alimentación: no se sientan, están todo el rato moviéndose… Es muy difícil para las personas que conviven con estos niños darles de comer.

Luego están las conductas de atracón cuando ven algo que les gusta. Y todavía si es alimento lo que se comen, puedes dar gracias, porque tengo un caso que le da igual lo que sea, como si es agua oxigenada. Hay que tener en cuenta que la conducta alimentaria siempre va a involucrar a todos los sentidos y los niños que tienen una hipersensibilidad van a tener alteraciones del comportamiento alimentario con estos estímulos.

P: ¿Son trastornos relacionados también con una distorsión de la imagen corporal o tienen otra causa diferente que en personas neurotípicas?

R: Hay algún caso descrito, creo que de síndrome de Asperger, en el que también hay distorsión de la imagen, pero es conceptualmente diferente. No es el mismo trastorno del comportamiento alimentario que yo veo en niños neurotípicos; no es tanto que el niño tenga una conducta de no comer por tener una imagen distorsionada, como que no come porque es verde o porque el tacto no le gusta.

Eso respecto a los que son restrictivos con su dieta, respecto a los que hacen «un comportamiento bulímico», lo que tienen son atracones de aquellos alimentos que les gustan mucho. Es muy diferente, obedece a causas muy distintas.

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