El tema de los deberes es polémico, eso está claro. Los profes que ponen deberes porque los ponen… ¡Pobres niños, son las nueve y ahí siguen haciendo cuentas y redacciones! ¡Y eso por no hablar de los coloreados infinitos de mandalas!

Los que no los ponen porque no los ponen… ¡Pobres padres, no tienen argumentos para apartar a los niños de la tele o de la consola!

¿ENTONCES QUÉ? ¿CUÁLES SON LAS BONDADES Y MALDADES DE MANDAR DEBERES? ¿QUÉ TIPO DE DEBERES SON LOS ADECUADOS? ¿LOS PADRES DEBEMOS AYUDAR? ¿SI HACEN DEBERES APRENDEN MÁS? ¿LOS DEBERES SON EL ÚNICO MODO DE EMPEZAR A CREAR UN HÁBITO DE ESTUDIO? ¿SON DEBERES U OBLIGACIONES?

Desde que empecé en el oficio de maestro he pasado por distintas fases, he probado distintas metodologías hasta encontrar aquella que más me convencía pero siempre he estado especialmente preocupado por el asunto de los deberes. He ido haciendo pequeñas rectificaciones hasta encontrar una fórmula apta para mis alumnos (al hablar de mis alumnos hablo de cada uno, no de todos… Es decir, en NUNGÚN CASO, pienso que haya una misma fórmula para todos sino que cada alumno es merecedor de su propia fórmula).

A la hora de crear la fórmula tengo en cuenta estos ingredientes y consideraciones:

INGREDIENTE PRINCIPAL. EL NIÑO ES RESPONSABLE DE SUS DEBERES

Sea porque tengan tareas de las de toda la vida, independientemente de que sea mucho o poco, o sea porque tienen tareas de investigación, reflexión… Lo que es FUNDAMENTAL es que el niño sea responsable de ello. La tarea no es cosa de los padres, es cosa de los niños  y, en caso de que los deberes para casa tengan algo de positivo, una de las cosas positivas debe ser el fomento de la responsabilidad y la autonomía en los niños… La responsabilidad y la autonomía son indispensables para ir creando poquito a poco lo que se conoce cómo hábito de estudio. HACER DEBERES 2 HORAS CADA DÍA NO ES TENER HÁBITO DE ESTUDIO. Para tener hábito lo que hay que desarrollar es la responsabilidad y la autonomía y para ello… ¡HAY QUE ACABAR CON LOS GRUPOS DE WHATSAPP!

PROBLEMA GRANDE.  LOS DEBERES EN GRUPOS DE WHATSAPP 

Los grupos de whatsapp de padres y madres hacen un flaco favor a los niños. Utilizar este medio para poner en común las tareas de los niños o mandar fotos de libros o cuadernos para que esos niños más despistados puedan hacer sus tarea o sepan las fechas de los exámenes (el debate de lo apropiado o no de hacer exámenes lo dejamos para otra ocasión) es simplemente SUPLANTAR LA RESPONSABILIDAD de los niños…

El niño ha de enfrentarse a situaciones y conocer las consecuencias de los actos.  Si olvida el libro o no tiene acceso a internet o el perro se ha comido sus deberes, debe aprender a enfrentarse a la realidad y -con naturalidad- comentarlo en el cole… ¡Los niños son humanos y los profes también lo somos!

Si tienen constantemente una red debajo que les protege de una posible caída JAMÁS APRENDERÁN A LEVANTARSE y, 100%, seguro que se van a caer muchas, muchas veces a lo largo de su vida… Dejemos, desde que son pequeños, que saquen sus castañas del fuego.

IMPOSIBLE ACABAR CON LOS GRUPOS DE WHATSAPP

Sí, lo sé, es imposible acabar con esos grupos de whatsapp. De hecho yo mismo, que promulgo la eliminación de estos grupos, pertenezco, como padre, a dos grupos y, el año que viene perteneceré a tres.

¿Qué hago yo como profe al respecto de estos grupos de padres?

Como comentaba al principio yo no hablo de mis alumnos como conjunto homogéneo de características similares. Lo único similar entre ellos es el año de nacimiento y, ni eso, porque entre un niño de enero y uno de diciembre la diferencia es abismal. El caso es que cada uno de mis alumnos, en caso de tener tareas, las tienen adaptadas a varios factores como son:

  • La fase de aprendizaje en que se halle.
  • El ritmo del alumno.
  • El tipo de inteligencia predominante.

Vamos, que los grupos de whatsapp en este caso no valen de nada pues en un grupo de 27 alumnos puede haber del orden de 15 propuestas diferentes de tareas.

Muchos pensaréis que es imposible gestionar 15 tipos de tareas a la vez diferentes en clase, o que es un trabajo de chinos, o que es imposible corregir eso, o que no es justo que no todos tengan las mismas tareas…

Efectivamente es un trabajo de chinos. La docencia es muy bonita pero muy dura y los que dicen que no es dura es porque probablemente estén haciendo algo mal. Quizá sean de esos maestros que aún no han bajado de la tarima y piensan que los alumnos buenos son los que trabajan en silencio y mirando el cogote del de delante.

Efectivamente, corregir todo eso es un problema. Pero más problemático es pensar que corregir es el modo de evaluar a un alumno. Y más aún pensar que una misma evaluación es adecuada para todos.

¿DEBEN AYUDAR LOS PADRES  A HACER LOS DEBERES?

Si el hecho de saber leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir implicara saber provocar el aprendizaje en los alumnos, la profesión de maestro no tendría sentido.

Si el niño llega a casa con una tarea que no sabe hacer puede ser por varios factores. Quizá no está bien medida la fase de aprendizaje en que se encuentra el niño o quizá se han mandado los mismos deberes para todos los niños.
Si respetamos las fases de aprendizaje y nos adaptamos al momento evolutivo del niño no puede ser que obviemos esta variable a la hora de los deberes (en caso de que deba haberlos).

Quizá el problema venga porque hace falta más trabajo en aula. En ese caso es preferible hablarlo con el profe ya que si los padres intervienen pueden interferir en el proceso metodológico llevado en clase.

Lo que no debería ocurrir de ninguna manera es que los padres tengamos que hacer de maestros por dejadez o por desidia del docente… ¡Esas situaciones hay que denunciarlas!

¿CUÁNTO MÁS DEBERES HAGA UN NIÑO MÁS APRENDE?

Rotundamente no.
A menos que entendamos por deberes algo apasionante que motiva tanto al niño que el afán por saber más le lleve a investigar más. La realidad es que si conocemos bien a nuestros alumnos encontraremos esa motivación y lograremos que los niños sean pequeños investigadores. Si la motivación es el hilo conductor entonces los deberes no serán pepercibidos como una obligación para cubrir el expediente sino como una estupenda ocasión para profundizar en maravilloso mundo del saber (como decÍa Einstein).

Pero claro para esto hay que conocer bien al niño y… ¡CÓMO VAS A CONOCER A TU ALUMNO SI NO DEJAS QUE TE CONOZCA ÉL A TI! Yo siempre les he contado mi vida de pe a pa a mis alumnos. Saben todo de mí, de mis hijos, de mi familia, de mis aficiones, de mis miedos … Y claro, ellos me corresponden contándome sus vidas de pe a pa (esto es fundamental para poder encontrar su motivación)…

Hace poco tuve la suerte de escuchar a Mar Romera contando lo importarse de abrirse a los alumnos y me encantó saber que para ella este dato también es fundamental.

El caso es que si encuentras la motivación tus alumnos (de cada uno y no de todos) podrás elaborar para cada uno un programa «programado» de deberes (sin improvisar) que ayude a que tu alumno saque lo mejor de sí mismo… Si hay motivación no recurrirá a sus padres para pedir ayuda sino para mostrar orgulloso sus hallazgos.
Tu arte de maestro hará que utilices el eje motivador adecuado para cada alumno y que, desde esa motivación, incluyas en cada caso el «deber» apropiado. Y… Sí, lleva un trabajo infinito. Es lo que tiene, somos maestros.

Entonces, ¿deberes sí o deberes no?
Mi opinión es que los deberes «de toda la vida» en el que todos hacen lo mismo, que rara vez son motivadores y que tienen a los niños hasta las 9, NO.

Para leer el articulo original pincha aquí.

Profe Bernabeu.