La epilepsia es mucho más que convulsiones: se trata de un grupo complejo de trastornos neurológicos que pueden manifestarse de manera muy distinta en cada niño. Desde episodios leves y controlables hasta desafíos que afectan toda la vida, esta condición sigue siendo un reto para la medicina y, sobre todo, para las familias que la enfrentan a diario.

En el Hospital de Niños C.S. Mott, de la Universidad de Michigan, funciona uno de los programas más avanzados en el tratamiento de epilepsia pediátrica. Reconocido como Centro de Epilepsia de Nivel 4 por la Asociación Nacional de Centros de Epilepsia (NAEC), ostenta la máxima certificación posible: un aval que garantiza la capacidad de atender los casos más complejos, con diagnósticos de precisión y opciones terapéuticas de última generación

Síntomas que no deben ignorarse

Las convulsiones surgen por ráfagas anormales de actividad eléctrica en el cerebro. Aunque muchas veces son breves, para las familias resultan aterradoras. Entre los signos más frecuentes que pueden alertar sobre una crisis se encuentran:

  • mirada fija y falta de respuesta,
  • pérdida de la conciencia,
  • movimientos rítmicos o bruscos de brazos y piernas,
  • rigidez corporal,
  • interrupciones en la respiración,
  • caídas repentinas,
  • parpadeo rápido o asentimientos involuntarios,
  • comportamientos extraños como murmurar, masticar o caminar sin sentido.

Las convulsiones pueden afectar el control muscular, el habla, la visión, la memoria y el aprendizaje, con impacto directo en la vida escolar y social de los niños

Para diseñar un plan de tratamiento adecuado, el diagnóstico preciso es clave. El equipo de Mott comienza con un historial clínico completo y exámenes físicos, a lo que suma herramientas de alta tecnología como:

  • Electroencefalograma (EEG) para registrar la actividad cerebral,
  • Resonancia magnética, tomografías y PET, en busca de anomalías,
  • Análisis de sangre, pruebas genéticas y metabólicas,
  • Punción lumbar, cuando es necesario descartar infecciones.

Con más de 1.400 estudios de EEG de largo plazo al año, el hospital ofrece desde pruebas rutinarias hasta monitoreo con video, tanto en casa como en internación. Estos estudios no solo confirman si los episodios son convulsiones, también sirven para planificar una posible cirugía

El enfoque del hospital es integral y busca controlar las convulsiones con el mínimo impacto en el desarrollo del niño. Las opciones abarcan:

  • Medicamentos: en más de la mitad de los casos, un solo fármaco basta para mantener la epilepsia bajo control.
  • Dieta cetogénica: alta en grasas y baja en carbohidratos, indicada para ciertos tipos de epilepsia resistentes a fármacos.
  • Cirugía resectiva: cuando se localiza la zona cerebral responsable de las crisis y su extracción no compromete funciones críticas. El hospital cuenta incluso con quirófano de resonancia magnética intraoperatoria, que aumenta la precisión.
  • Dispositivos de neuroestimulación: tecnologías implantables que envían impulsos eléctricos para frenar convulsiones, como:
    • Estimulación del nervio vago (VNS),
    • Neuroestimulación receptiva (RNS),
    • Estimulación cerebral profunda (DBS) aplicada en el tálamo.

El programa incluye además un equipo multidisciplinario: neurólogos, neurocirujanos, neuropsicólogos, psiquiatras, logopedas, dietistas y trabajadores sociales, que se reúnen semanalmente para evaluar cada caso

Más allá de las crisis: la vida cotidiana

La epilepsia no solo implica convulsiones. También puede afectar la memoria, la atención y el rendimiento escolar, además de aumentar el riesgo de ansiedad y depresión. Por ello, el hospital ofrece pruebas neuropsicológicas, terapias conductuales y apoyo emocional para los niños y sus familias.

El acompañamiento incluye programas de vida infantil y familiar, servicios sociales y un equipo de enfermería dedicado exclusivamente a la epilepsia, que sigue a cada paciente durante todo el proceso de atención

El C.S. Mott Children’s Hospital no se limita al tratamiento: también es un centro activo de investigación internacional en epilepsia pediátrica. Sus neurólogos estudian desde las convulsiones en recién nacidos hasta los factores genéticos de la enfermedad, colaborando en el Consorcio de Investigación de Epilepsia Pediátrica y el Registro de Convulsiones Neonatales