En un sistema educativo que sigue exigiendo a todos los niños que aprendan “al mismo ritmo y con el mismo método”, hay centros que han decidido romper el molde. Uno de ellos es El Colegio Celia y Pepe, de la Fundación Querer, donde las maestras trabajan codo con codo con neuropediatras para diseñar intervenciones educativas personalizadas y medibles para niños con trastornos del neurodesarrollo, muchos de ellos con condiciones raras y graves dificultades del lenguaje.
Lo demuestran con datos —y emoción— Carolina Pérez, maestra especializada en audición y lenguaje, y la doctora Noelia Moreno, neuropediatra del centro: “La educación y la sanidad casi nunca hablan el mismo idioma”, dice la doctora Moreno. “Pero aquí, por primera vez, encontré un sitio donde realmente trabajan juntas”.
La clave: diseñar un plan individualizado (DIAC) que parte de un informe neuropsicológico y se entrelaza con la normativa curricular oficial. A partir de ahí, se trazan objetivos realistas, no por edad ni por curso, sino por nivel de desarrollo cognitivo y lingüístico real.
“Muchos niños llegan sin diagnóstico, en proceso de evaluación, pero ya con señales claras de que algo no funciona”, explica Carolina Pérez. “No podemos esperar a que haya un ‘papel oficial’. Hay que actuar”.
Para evaluar el impacto de su modelo, el equipo del colegio seleccionó a 12 alumnos que llevaban al menos dos cursos completos (de 2022 a 2024). Todos ellos presentaban trastornos neurológicos severos: desde esclerosis tuberosa y síndromes raros como Williams o Sotos, hasta TEA, TDL y alteraciones cromosómicas.
Eligieron el área de lengua como eje de medición, por ser una de las más afectadas en estos perfiles y, a la vez, una de las más transversales. Evaluaron cinco competencias: comprensión lectora, expresión escrita, expresión oral, comprensión oral y prerrequisitos. Lo hicieron con indicadores de logro cuantitativos, diseñados por el propio equipo del centro.
Gráficas que hablan: resultados medibles y sostenidos
Los datos hablan solos:
- En comprensión lectora, en 2022 más del 50% del alumnado solo reconocía letras o unía fonemas con dificultad. En 2024, un 33% ya hacía lectura expresiva y varios alcanzaban lectura comprensiva fluida.
- En expresión escrita, aunque la evolución fue más lenta, se pasó de copiar palabras a escribir pequeños textos al dictado. Ningún alumno llegó al nivel 8, pero el progreso fue evidente.
- En expresión oral, el 50% del alumnado alcanzó niveles 7 y 8: fueron capaces de construir discurso coherente y fluido.
- En comprensión oral, se pasó de entender frases simples a interpretar bromas y metáforas: un salto clave en el desarrollo comunicativo.
“No se trata solo de que entiendan más palabras, sino de que pueden participar más plenamente en la vida”, explica la doctora Moreno. El modelo de El Colegio Celia y Pepe se basa en:
- Entornos estructurados
- Metodologías adaptadas
- Intervención temprana y sostenida
- Apoyos personalizados, con seguimiento de indicadores objetivos
“La evolución existe, es global, y sobre todo es sostenida en el tiempo”, subrayan ambas ponentes. “No todos avanzan igual ni al mismo ritmo, pero todos progresan cuando se les da lo que necesitan”. Carolina concluye: “No es una utopía, es una realidad medible”.












