[vc_row][vc_column width=»2/3″][vc_column_text]Mariana Lombardo

 

Licenciada en Fonoaudiología – Logopeda.

Especialista en trastornos del lenguaje y bilingüismo.

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El bilinguismo

 

Buenas de nuevo! Ya sé que les había prometido contaros cositas para estimular el lenguaje de los peques, pero el “público aclama” saber más sobre el bilingüismo y los trastornos del lenguaje. Así que aquí estoy, dispuesta a contaros cómo funciona la adquisición de más de un idioma y que pasa en niños que tienen algún tipo de trastorno.

Si os acordáis de Laura, sus papás empezaron a preocuparse porque, con año y medio, aún no tenía palabras. Pues lo mismo sucede con los niños expuestos a más de una lengua. Entre los 10 y 13 meses empiezan a tener palabras, aunque puede que tengan mezclas, lo que llamamos interferencias, es decir un poco de palabras en un idioma y otro poco en otro.

Los niños, de cualquier parte del mundo y expuestos a una o dos lenguas, se desarrollan de la misma manera. Sin embargo, los expertos solemos dar un margen de unos meses porque también es cierto que, aunque no es la norma, los niños bilingües, en ocasiones, se retrasan un pelín en el proceso de adquisición.

Dijimos que cerca del año los niños comienzan a decir las primeras palabras. Los niños monolingües las dirán en el único idioma al que están expuestos y los bilingües en ambas o en alguna de las dos (dependiendo el tipo y calidad de la exposición).

Sobre los 18 meses ya empiezan a combinar dos palabras. Y aquí en los niños bilingües sucede algo muy curioso. Las llamadas interferencias lexicales. Ejemplo: “papi car” para señalar que ese coche es de papá. Las interferencias, que pueden ser de cualquier tipo, son un fenómeno habitual y normal. Y suceden porque los niños, que son los seres más listos y los mejores economistas, utilizan aquellos sonidos, palabras o gramática que tienen más a mano o les resulta más sencilla. Si a eso le sumamos que el interlocutor entenderá cualquiera de los dos códigos, pues BINGO! Ya tienen su frase con la que indicar y lograr algo del otro.

A los 2 años ya son capaces de formar frases simples. Y otra vez aparecen las interferencias. Estas pueden ser también gramaticales. Ejemplo: “roja pelota” porque en ingles se dice “red ball”.

A partir de los 3 años, todos los niños del mundo pueden construir relatos cortos y las personas del entorno más amplio del niño, pueden comprender casi la totalidad del relato. Aquí es cuando ya pueden contar algo que les ha gustado especialmente o llamado la atención en el cole; algo que han hecho con los abuelos; o algo que les ha dicho la profe o algún amiguito. Y aquí aparecen también las famosas interferencias en los niños bilingües. Ejemplo: “mis manos están dirty. Voy a wash them” – “El rojo coche es my dady”.

Bueno, pues esto es más o menos como van adquiriendo el lenguaje los niños, monolingües y bilingües.

Pero qué pasa cuando hay algún trastorno en el lenguaje?

Pues aquí es cuando vienen los papás a consulta arrepentidos de haber armado un proyecto bilingüe. O cuando el papá, que es angloparlante, se desespera por aprender castellano para no “liar” más al niño. Porque claro, nunca falta alguna vecina que, aunque es un amor, no puede guardarse el “y claro, os empeñáis en que el niño aprenda inglés y ahora el pobrecito no sabe hablar en nada”. Pues os diré que el bilingüismo NO CAUSA ningún tipo de trastorno. Claro que, reeducar en dos idiomas requiere de más esfuerzo. Y también os diré que es fundamental estudiar cada caso en particular para saber dar las recomendaciones que mejor se ajusten a ese niño y a esa familia. Se me vienen a la mente un montón de anécdotas sobre recomendaciones generales que a veces los profesionales, con su mejor intención, suelen dar – como pedirles a unos padres angloparlantes que residen en Madrid que escojan en que idioma quieren reeducar a su hijo. Básicamente, si eligen inglés, el niño solo se comunicará con sus padres, si eligen español, en casa el niño estará privado de un montón de estímulos porque sus padres son principiantes en el español. En fin…que siempre siempre hay que mirar cuidadosamente el caso.

Pero volvamos a lo nuestro, ¿se puede estimular en dos idiomas a un niño que sufre algún trastorno en el lenguaje?

SÍ. Y aquí os diré más: las últimas investigaciones nos cuentan que aquellos niños con trastornos del lenguaje que están expuestos a dos idiomas, suelen recuperar la función lingüística de manera más satisfactoria (que no es lo mismo que más rápido). Y esto ¿por qué? Pues por la simple razón de que el bilingüismo crea conexiones neurales más variadas y ricas, lo cual potencia el desarrollo cognitivo de un niño.

Tal y como dije en una entrevista que me hicieron, “El cerebro de una persona multilingüe debe ser asombroso. Cuanto más leo, cuanto más estudio sobre el tema y, sobre todo, cuanto más en contacto estoy con personas multilingües, me imagino sus cerebros como una red mágica de conexiones que permiten llegar a cualquier parte y resolver los conflictos de mil maneras diferentes”.

A lo largo de los años, el razonamiento de muchas familias y de algunos profesionales ha sido “si ya es difícil que adquieran un idioma, la adquisición de dos será sencillamente imposible”. Sin embargo, está más que demostrado que personas con algún tipo de trastorno en la comunicación pueden ser o convertirse en bilingües. La pregunta que debemos hacernos es: ¿de qué manera enseñamos o contribuimos a que estas personas puedan lograr o mantener el bilingüismo?

Si generalizamos, podríamos afirmar que las personas que tienen algún tipo de trastorno, tendrán dificultades en aprender a hablar. Por esta razón, podría afirmarse también que lo ideal es que estén expuestos a un entorno lingüístico rico de manera constante. Y esta afirmación vale tanto para la lengua uno como para la lengua dos (sin entrar en distinciones de dominancia ahora mismo – pero agregaré que este precepto es especialmente necesario para la lengua minoritaria). Y, nuevamente, aunque es preciso conocer la situación particular, ya que las variables pueden llegar a ser infinitas, si siempre sostengo que los niños aprenden a hablar hablando, aquellos que además tienen algún tipo de dificultad necesitan de contextos funcionales que les faciliten la tarea de aprender una o más lenguas.

Y hasta aquí llegamos hoy, que ya demasiado largo me ha quedado – aunque queda muchísimo por decir!

Nos vemos en la próxima entrada, y ya no prometo sobre qué escribiré. ?

 

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Mariana Lombardo

Licenciada en Fonoaudiología – Logopeda.
Especialista en trastornos del lenguaje y bilingüismo.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/3″][/vc_column][/vc_row]